Una semana más se atenúa la preocupación por el crecimiento económico que la guerra en Ucrania está provocando en todo el mundo y el endurecimiento de política monetaria aplicado por los bancos centrales con el fin de controlar una inflación desbocada y persistente.

Por el frente asiático destacamos la próxima reapertura de China a partir del 1 de junio, si bien 46 ciudades están aún bajo confinamientos. Su economía ha sufrido una fuerte desaceleración a causa de los duros bloqueos, en abril los datos macro han emporado más de los esperado y los expertos adelantan que la recuperación será lenta (tasa de paro 6,1% y el desempleo juvenil en niveles récord, el PIB bajó un 0.68% siendo la primera contracción desde febrero de 2020).

Ayer daba comienzo el foro anual de Davos, tras un bloqueo de dos años con motivo de la pandemia, donde se tratarán la crisis en Ucrania, el aislamiento de Rusia, la recuperación tras la pandemia, o la lucha contra el cambio climático. Mientras Biden continúa su gira en Asia centrada en reforzar alianzas frente a Pekín con el fin conseguir su proyecto Marco Económico del Indopacífico.

En China se alivia el confinamiento que comenzó hace dos meses facilitando la vuelta al trabajo a partir de este miércoles 1 de junio al reportar menos casos en Pekín y Shanghái. Además, las autoridades ayudarán a las empresas afectadas con subvenciones en sus facturas de servicios públicos, y permitiéndoles retrasar el pago de los seguros y el alquiler.

Esta semana los mercados centrarán su atención en la reunión que el jueves celebra el BCE donde se espera el anuncio de una primera subida en la próxima del 21 de julio. Dado el nivel de inflación en máximos no vistos en décadas (8.1% vs. 7.8% previsto) publicado la pasada semana será clave ver el tono utilizado por la presidenta Christine Lagarde